Y vuelvo aquel día de diciembre. A aquellas 82 niñas valientes, a su alegría por salir a un campo de fútbol sin ser escrutadas con miradas inquisitoriales por su condición sexual, sin rogar el permiso de los chicos, sin que se las relegase a las posiciones que sus compañeros de juego no querían para sí. Por fin podían practicar su deporte preferido en las mismas condiciones que hasta entonces solo habían visto desde una esquina a sus compañeros varones.Sus sonrisas nerviosas mientras bajaban las escaleras de la Laboral hacía su campo central, nunca las olvidaré. Hoy que para los jóvenes de este siglo les puede sonar extraño todo esto, quiero rendir mi pequeño homenaje a aquellas 82 niñas, ahora supongo ya treintañeras, y que con este montaje que realicé de aquel día se puedan sentir orgullosas de su papel de pioneras en una conquista social que protagonizaron con toda las dificultades que cualquier comienzo tiene como pago.Salud para todas y gracias por ayudarme a demostrar que el fútbol no tiene sexo.
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domingo, 1 de julio de 2018
Pioneras de la normalidad
Y vuelvo aquel día de diciembre. A aquellas 82 niñas valientes, a su alegría por salir a un campo de fútbol sin ser escrutadas con miradas inquisitoriales por su condición sexual, sin rogar el permiso de los chicos, sin que se las relegase a las posiciones que sus compañeros de juego no querían para sí. Por fin podían practicar su deporte preferido en las mismas condiciones que hasta entonces solo habían visto desde una esquina a sus compañeros varones.Sus sonrisas nerviosas mientras bajaban las escaleras de la Laboral hacía su campo central, nunca las olvidaré. Hoy que para los jóvenes de este siglo les puede sonar extraño todo esto, quiero rendir mi pequeño homenaje a aquellas 82 niñas, ahora supongo ya treintañeras, y que con este montaje que realicé de aquel día se puedan sentir orgullosas de su papel de pioneras en una conquista social que protagonizaron con toda las dificultades que cualquier comienzo tiene como pago.Salud para todas y gracias por ayudarme a demostrar que el fútbol no tiene sexo.
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