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jueves, 26 de julio de 2012
Dirigir desde la esencia
En un momento en que en España triunfan los técnicos del "Club de la Comedia", técnicos que se preocupan más de dar juego al periodismo que a su equipo, que nacen de la fidelidada al poder y no a la de sus ideas...bueno es escuchar al Maestro y volver a las fuentes.Es necesario sacarlo en los canales alternativos como éste ya que en los generalistas no interesan, dicen demasiadas ideas y pocos chascarrillos. Encima tienen razones y no gesticulan y para colmo se quitan importancia. Su guía no es el exitismo imperante sino las emociones que le produjeron un día jugar a la pelota. Hoy siguen persiguiendo el sueño de recuperarlas en las botas de alguno de los jugadores a los que dirigen.
lunes, 23 de julio de 2012
Aprendiendo de la diferencia
Cuando un occidental llega a oriente es fácil caer en la tentación de juzgar como inferior todo lo que ve de diferente. Desde nuestra visión de conquistadores del mundo tendemos a querer evangelizar a los que no comparten costumbres.
Después de superado ese primer momento, cuando logras abrir los ojos sin apriorismos ni prejuicios eres capaz de analizar desde la razón y apreciar la diferencia como enriquecedora de tu bagaje cultural.
Al poco de pisar suelo de Kazajstán, descubres el fuerte contraste entre ricos y pobres, entre lo occidental y lo oriental, entre lo musulmán y lo ortodoxo.
Enseguida aprecias la facilidad que tienen para convivir con lo distinto sin considerarlo un peligro y de asimilar sus bondades que puedan mejorar lo propio.
Nuestro fichaje no deja de ser un ejemplo de ello. El propio proyecto del Kairat recién echado andar a principios de este año, es un ejercicio de crecer a partir de su esencia, de su historia del respeto a los emblemas del club, a los exfutbolistas pero sin renunciar a asumir la realidad, Kazajistán ocupa la posición ciento veintiocho en el ranking mundial mientras España es la primera. Por ello desde los métodos de técnicos de la primera potencia futbolística entienden que se podrá hacer progresar su fútbol.
El equilibrio entre el respeto a sus costumbres con las que están demostradas y consolidados como más eficaces para un mejor rendimiento, se convierte en la primera y más compleja tarea para un entrenador occidental recién llegado.
Es obvio que a un técnico español, le chocan; la actitud de cierta dejadez hacia el entrenamiento de los futbolistas, la necesidad que tienen de ser dirigidos incluso obligados a hacer cosas, la diferente intensidad, inferior calidad técnica y arcaica cultura táctica. El modelo de juego basado en lo físico, el choque, la cinta métrica como único criterio de selección de jugadores… En fin tan poco muy ajeno a lo vivido en nuestra tierra hace quince años antes de ganarlo todo con el modelo actual de posesión y priorización del juego al hecho deportivo.
No deja de ser una burla del destino tener que vivir de nuevo, a tantos kilómetros de distancia, las discusiones que tenía en mis comienzos con los compañeros veteranos que me hablaban de condición física, juego directo y de lo superfluo para el fútbol de los jugadores de talento a los que denominaban “mingafrias”.
Y mucho más difícil de digerir, algunos hábitos alimenticios, el uso de alcohol normalizado entre sus costumbres personales, lo asumido de los sobornos arbitrales, su desconfianza hacia el jugador joven o que a pesar de tener tres plazas clasificatorias para la Champions y para la Europa League, jueguen a la vez que se disputa un Campeonato de Europa de selecciones.
Si además se forma parte del Kairat, club histórico de la antigua capital de la república, te resulta difícil de creer lo que te cuentan de la persecución arbitral, de la necesidad de desplazar, un día antes a un miembro del club a la ciudad a la que se vaya a jugar para evitar la contaminación de los alimentos para devaluar el rendimiento de los jugadores…se te antoja todo propio de otra época.
Pero el fútbol es siempre la feliz mezcla entre su lenguaje universal con los distintos dialectos que lo interpretan en cada lugar del mundo.
Así que, desde la responsabilidad profesional y la fidelidad a una filosofía futbolística por la que te han contratado, emprendes la tarea de implantar un sistema de juego que siendo la esencia pueda ser vestido por los ropajes de una cultura tan diferente.
Después de los shocks iniciales rascas detrás de cada vivencia valoras y admiras muchas de sus costumbres y conductas. También es cierto que como todo en la vida, uno no sabe distinguir si algunas de ellas son generalizadas o propias de este Club y de su presidente un joven empresario triunfador, que quiere convertir al Kairat en el número uno, como hizo con su empresa de gas (propietaria del Club desde enero) a partir del trabajo de base y un estilo futbolístico basado en las formas y no en la fuerza física, el fichaje de jugadores millonarios (como su amigo Abramovich), o la compra de árbitros, a pesar de ser uno de los hombres más poderosos y ricos de la república.
La primera cuestión admirable, desde nuestra mentalidad de entrenador kleenex hispánico, fue la forma de ficharnos. Tras un casting con una candidatura rusa, a la que se le hizo igual que a nosotros. Pagarnos viaje y estancia durante diez días haciéndonos conocer el país, el fútbol, campos, costumbres y clima. Dos reuniones con la Junta de asesoramiento del Presidente, una exposición de nuestras ideas y conclusiones de lo visto . Dspués siete días de reflexión y toma de decisión final. Muy diferente al capricho de presidente, periodista o agente de turno al que tan habituados estamos en nuestra patria.
Otra cuestión elogiable es la jornada laboral del equipo y las condiciones de trabajo. En régimen de concentración en un hotel Resort, sede de la primera plantilla hasta que se culmine la rehabilitación de la antigua residencia del equipo, de la que ya se puso la primera piedra hace unos días. Empieza a las 8h de la mañana y concluye tras comer o cenar si hay doble sesión.
Los valores, en épocas en que en España parecen olvidados. Hasta a mí, que no soy sospechoso de patrioterismos exclusivistas, me parece admirable el respeto a su bandera y a su himno que se canta con la mano en el corazón antes de cualquier evento deportivo con una reverencia igual entre niños y adultos.
El respeto a la figura del entrenador, a veces llegando a límites incómodos para uno que entiende la relación con los jugadores más cercana. Los más jóvenes hasta bajan la mirada cuando les hablas por no considerarse a tu altura.
El sentido de la cortesía, con el saludo que todos se hacen cada vez que nos reencontramos, dándose la mano y juntando los hombros opuestos. Incluso entre rivales, estando penalizado con fuerte multa el no saludar al entrenador rival antes y después de cada partido.
Otra cuestión, antigua reivindicación que algunos llevamos solicitando en España, es la liga que hay de dobles, nuestros filiales, que se juega paralelamente a la de la primera división. Viajando por tanto siempre el filial con el primer equipo en el mismo avión y enfrentándose el día antes contra el filial del oponente de sus mayores, pudiendo incluso utilizar a cualquiera de sus jugadores si se necesita el día después. Es importante por el ambiente de camaradería que no se confunde debido al respeto profundo que los jóvenes tienen por sus superiores, pero que les hacen ver el salto al primer equipo de forma natural.
Con los equipos de trabajo técnico pasa un poco como con los jugadores, cuesta romperles la distancia que te ponen por ser sus jefes y encima de España. Cuando les haces pasar esa barrera, te encuentras con otra bonita costumbre aunque en muchas ocasiones incómoda y poco operativa, su devoción por la discusión. Aunque les plantees hacer la cosa más irrelevante es difícil que contengan sus deseos de opinar y debatir de forma apasionada aunque no con el propósito de convencerte o de quitarte la razón, no se atreverían nunca, pienso que es más su forma de demostrar sus conocimientos incluso en el fondo, el placer que obtienen discutiendo, por supuesto siempre entre iguales.
Y que dentro de la lógica aplastante del resultado en el fútbol que un presidente tras derrota te reúna para respaldarte e insistir que lo importante es cambiar el estilo de juego, desde el escepticismo que ya me dan los años, me parece revitalizarte.
Luego están los códigos comunes. En todos los lugares del mundo siempre hay algún jugón que se escapa de la norma del pelotazo, un joven que se come con patatas el recelo del entorno, una afición que admira una jugada de más de tres pases, o un profesional que te agradece tus esfuerzos por mejorarle y por tratarle anteponiendo lo personal a lo profesional.
Por supuesto que los entrenadores somos hijos de la incertidumbre y esta determina nuestro futuro en cada plaza. Pero en esta, dejando a un lado lo que curte el alma cualquier experiencia lejos de tu familia y de lo propio, ya puedo considerarla exitosa por la riqueza que me dejará cuando concluya por tantas enseñanzas que me llevaré en la mochila.
Decía un clásico que la pureza es la mezcla feliz, si hay algún sitio en el mundo donde esto se aprecia es en Almaty, antigua y eterna capital de Kazajstán.
viernes, 20 de julio de 2012
"Futbol contra el enemigo"
"Cuando un juego moviliza a millones de personas deja de ser un mero juego" (Simon Kuper)
"Fascinante...Simón Kuper ha escrito un libro deslumbrante" (Irish Times)
"Hay muy buenos libros sobre fútbol, pero ninguno iguala a este estudio global en originalidad,amplitud de miras y valentía" (Mail on Sunday)
"Un libro formidable, muy bien escrito,fascinante en su exploración a medida que la acción cambia de continente a continente" (The Guardian)
"Si te gusta el fútbol, léelo.Si no te gusta, también." (The Times)
Recuerdo de niño el ansia con el que esperaba la clase de lectura. No penséis que era por un ardor prematuro por la cultura ni por la motivación que, por aquel entonces, tuviéramos en nuestro entorno por esta enriquecedora afición. No, el tema era más natural.
En aquel curso de mi E.G.B.( Enseñanza General Básica,para los más jovencitos ), alguién tuvo la genial idea de poner como libro de lectura, uno que relataba las aventuras de una guitarra que, de mano en mano, iba pasando por distintos dueños de todo el mundo. La memoria va fallando pero creo que su nombre era Blin.
A través de aquel instrumento musical y sus continuos cambios de propietarios, a los niños de aquella España cerrada al mundo, se nos abría la imaginación hacia otros lugares extraños,otras culturas y otros seres humanos que para nosotros se nos antojaban casi extraterrestres.Ya sé que a algunos os parecerá absurdo,pero otros lo recordareis, a finales de los 60 ver una tez negra o amarilla por las calles de España era algo extraordinario.
Leyendo el libro de Simon Kuper, tengo las mismas sensaciones que cuando llegaba aquella clase de lectura en alto de mi infancia.Ahora la guitarra que viaja es un periodista.Su pasaporte,su afición por un juego.Y el mundo que recorre esta dentro de un Universo llamado fútbol..Su reto es también apasionante. Descubrir las sutilezas culturales que hacen ver, sentir y jugar al fútbol de formas distintas según el país,el continente, la cultura. Los entresijos políticos, sociales, económicos que lo condicionan en cada rincón del mundo. Y lo hace acercándose a cada territorio de la geografía balompédica como un aventurero,mochila a la espalda,con mínimos recursos económicos y una curiosidad infantil, la misma que me invadía cada semana cuando un compañero comenzaba a leer las andanzas de la guitarra Blin.
Las anécdotas,reflexiones,confesiones y sentimientos que tantos viajes y horas de conversaciones con los más variopintos personajes del deporte más universal, nos hace pensar que sólo viajando puede uno hacerse una visión real sobre cualquier cuestión que queramos entender.De nuevo mi recuerdo a Chema, aquel profesor de arte en mi B.U.P. (Bachillerato Unificado Polivalente,para los más jovencitos) que en cada clase nos decía;"Dejaros de estudiar tanto libro y dedicaros a viajar más".
Simón Kuper, nos hace de Labordeta futbolístico y al volver de sus múltiples viajes, comparte con los lectores de esta obra todo el bagaje de sentimientos,análisis,conversaciones y vivencias recogidas en su cargada mochila.Con ellas el lector atesora muchas claves para entender el fenómeno fútbol,su universalidad pero también sus matices diferenciadores.
Gracias Simon por las enseñanzas y por permitirme el viaje a mi memoria,fue un feliz reencuentro con Blin,Chema y el fútbol, buenos compañeros de mi infancia, juventud y vida.
Os recomiendo a todos su lectura. En verano tal vez lo hagáis en el mejor contexto,fuera de vuestro entorno habitual. A mi al menos asi me pareció leyéndolo tan lejos de mi casa.
"Fascinante...Simón Kuper ha escrito un libro deslumbrante" (Irish Times)
"Hay muy buenos libros sobre fútbol, pero ninguno iguala a este estudio global en originalidad,amplitud de miras y valentía" (Mail on Sunday)
"Un libro formidable, muy bien escrito,fascinante en su exploración a medida que la acción cambia de continente a continente" (The Guardian)
"Si te gusta el fútbol, léelo.Si no te gusta, también." (The Times)
En aquel curso de mi E.G.B.( Enseñanza General Básica,para los más jovencitos ), alguién tuvo la genial idea de poner como libro de lectura, uno que relataba las aventuras de una guitarra que, de mano en mano, iba pasando por distintos dueños de todo el mundo. La memoria va fallando pero creo que su nombre era Blin.
A través de aquel instrumento musical y sus continuos cambios de propietarios, a los niños de aquella España cerrada al mundo, se nos abría la imaginación hacia otros lugares extraños,otras culturas y otros seres humanos que para nosotros se nos antojaban casi extraterrestres.Ya sé que a algunos os parecerá absurdo,pero otros lo recordareis, a finales de los 60 ver una tez negra o amarilla por las calles de España era algo extraordinario.
Leyendo el libro de Simon Kuper, tengo las mismas sensaciones que cuando llegaba aquella clase de lectura en alto de mi infancia.Ahora la guitarra que viaja es un periodista.Su pasaporte,su afición por un juego.Y el mundo que recorre esta dentro de un Universo llamado fútbol..Su reto es también apasionante. Descubrir las sutilezas culturales que hacen ver, sentir y jugar al fútbol de formas distintas según el país,el continente, la cultura. Los entresijos políticos, sociales, económicos que lo condicionan en cada rincón del mundo. Y lo hace acercándose a cada territorio de la geografía balompédica como un aventurero,mochila a la espalda,con mínimos recursos económicos y una curiosidad infantil, la misma que me invadía cada semana cuando un compañero comenzaba a leer las andanzas de la guitarra Blin.
Las anécdotas,reflexiones,confesiones y sentimientos que tantos viajes y horas de conversaciones con los más variopintos personajes del deporte más universal, nos hace pensar que sólo viajando puede uno hacerse una visión real sobre cualquier cuestión que queramos entender.De nuevo mi recuerdo a Chema, aquel profesor de arte en mi B.U.P. (Bachillerato Unificado Polivalente,para los más jovencitos) que en cada clase nos decía;"Dejaros de estudiar tanto libro y dedicaros a viajar más".
Simón Kuper, nos hace de Labordeta futbolístico y al volver de sus múltiples viajes, comparte con los lectores de esta obra todo el bagaje de sentimientos,análisis,conversaciones y vivencias recogidas en su cargada mochila.Con ellas el lector atesora muchas claves para entender el fenómeno fútbol,su universalidad pero también sus matices diferenciadores.
Gracias Simon por las enseñanzas y por permitirme el viaje a mi memoria,fue un feliz reencuentro con Blin,Chema y el fútbol, buenos compañeros de mi infancia, juventud y vida.
Os recomiendo a todos su lectura. En verano tal vez lo hagáis en el mejor contexto,fuera de vuestro entorno habitual. A mi al menos asi me pareció leyéndolo tan lejos de mi casa.
miércoles, 18 de julio de 2012
Rosana-Sin miedo
La música es una parte muy importante en mi vida personal y profesional. Junto con los recursos audiovisuales me ayuda siempre a canalizar sentimientos,emociones y comunicar ideas.En cada uno de mis destinos futbolísticos me acompaña ahogando soledades y siendo mi mejor traductora de vivencias.
Por ello me ha parecido interesante compartir con vosotros, en esta nueva sección, las músicas más significativas en cada una de las estaciones transitadas en mi profesión,de ahí el nombre;"Discoteca de una carrera".Son confidencias que os confieso desde las íntimas emociones que me evocan su recuerdo.Espero que os gusten.
Empiezo por una canción muy vinculada a mi etapa con el Sporting "B" y con aquel año en el que este equipo salió campeón del grupo I de 2ªB por última vez en su historia, con un fútbol de paladar fino,cocinado desde la vehemencia propia de la juventud que a todos nos envolvía.Será dificil disfrutar más de este juego que lo que lo hicimos aquella temporada 95-96. Los jugadores sabrán por qué la reseño como canción importante.
Por ello me ha parecido interesante compartir con vosotros, en esta nueva sección, las músicas más significativas en cada una de las estaciones transitadas en mi profesión,de ahí el nombre;"Discoteca de una carrera".Son confidencias que os confieso desde las íntimas emociones que me evocan su recuerdo.Espero que os gusten.
Empiezo por una canción muy vinculada a mi etapa con el Sporting "B" y con aquel año en el que este equipo salió campeón del grupo I de 2ªB por última vez en su historia, con un fútbol de paladar fino,cocinado desde la vehemencia propia de la juventud que a todos nos envolvía.Será dificil disfrutar más de este juego que lo que lo hicimos aquella temporada 95-96. Los jugadores sabrán por qué la reseño como canción importante.
domingo, 15 de julio de 2012
Vídeo motivacional
Aquí os dejo el enlace a un vídeo motivacional que el F.C. Kairat colgó en su página web ( http://fckairat.kz/ ) para el partido de hoy.Es obra de un crak del marketing deportivo que tengo el honor de haber conocido en este club,Rafael, enhorabuena,una vez más y ¡A por la victoria!
sábado, 14 de julio de 2012
Los colores del fútbol
Cuando el fútbol se ve desde el sentimiento sin cegarte el color de los ojos que lo miran.
Unas palabras para Román, desde una vereda roja y blanca
Para Román:
Alivio. Esa fue la primera sensación que me embargó cuando me enteré de la noticia de tu alejamiento de Boca. Soy muy hincha de River, como vos de Boca. Tu etapa de gloria y triunfo coincidio con la de River de ostracismo y oscuridad. ¿Cómo no querés que me alivie?. Después podemos hablar de vos como futbolista. ¿Sabes cuantas veces te dije pecho frío? ¿Tristelme? ¿Freezelme y demás apodos que parió la rivalidad futbolística? Pufff, miles. ¿Me podés culpar? Yo creo que no.
Ayer dijiste a la prensa y al Mundo Boca “Naci bostero y voy a morir bostero“. Bueno yo nací Gallina y voy a morir Gallina. Lo llevo en el ADN. Creí que, en ese mismo combo, venía el no saber disfrutarte. En realidad, fue una consecuencia de mi amor por la banda roja. Siempre, siempre, contra nosotros, la rompiste, nos hacias goles, dabas asistencias o clavabas tiros libres. Vos y tus “amigos” Palermo y Guillermo. Ustedes tres son para mí la “muestra gratis” de este Boca ganador de todo.
Pero con vos, Román, pasa algo distinto. Te puteé hasta el cansancio cuando dejaste la Selección por tu mamá. Me diste la excusa para poder decir “Vieron, ¿Tan grande es? ¡Cómo vas a renunciar a la Selección!”. Lo hiciste por una segunda vez, cuando el único jugador más grande que vos (Diego) te criticó por tevé y te volviste a ir. Volví a criticarte. “¿Cómo vas a renunciar dos veces?” También me mofé de aquel año en que te lesionaste cada dos por tres, incluyendo tu pedido de cambio en el Monumental a los 5′ de juego y grité, a viva voz, desde la San Martín Baja “Se cagó, Riquelme se cagó”.
Lo bueno es que la pelota da vueltas y que uno puede aceptar un error. Que dejes a Boca no me alegra, si me alivia. Y si me causa esa sensación es porque indudablemente fuiste grande. Porque así como para los hinchas de Boca tu nombre es sinónimo de grandeza y triunfos, para mí, tu nombre, es sinónimo de martirio futbolístico. Te vi meterme varios goles, o propiciando otros tantos. También te vi salir derrotado de mi cancha.
Me autoimpuse el no disfrutarte. ¿Cómo iba a disfrutar yo de un ídolo de Boca? ¿En qué cabeza cabía? No podía tampoco ignorarte. Sos demasiado grande para que a cualquiera que le guste el fútbol le pases desapercibido. Entonces, me debí conformar con la tercera opción: Te padecí. Viví todos tus años en Boca con la sensación, inenarrable que la victoria Xeneize era posible en cualquier lugar, circunstancia o momento si el Diez era Juan Román Riquelme. Muchas veces fue así. Ayer, por suerte, no.
Soy periodista, además de hincha de River. No comulgó con tus endiosadores, para mí ningún jugador de fútbol merece ser subido a semejante púlpito -aunque me tenté de hacerlo con Ortega, el Enzo y, los últimos seis meses, con Trezeguet- pero los entiendo. Inmediatamente me pregunto. ¿Y si hubieses jugado en River? Probablemente te amaría y te idolatraría aún más que tus endiosadores. Pero no puedo. No debo. Y, para qué negarlo, no quiero.
¿Me perdí un jugador de enormes características? No, para nada. Te vi igual. Te sufrí igual y, porque no decirlo, cuando jugaste en Villareal o en la Selección e incluso te disfruté cuando eras vos el que le pasaba la pelota a Javier Saviola para que hiciera los goles en el Barcelona. ¿Sabes cuantas veces saqué a relucir el penal que erraste con Villareal como carta de que no eras perfecto? Miles. Convengamos que no había muchas manchas en tu carrera. La realidad es que lo grosso fue haber llevado a un equipo inexistente como el Submarino hasta ahí. Ahora te lo puedo decir, ya no jugas más para ellos, pese a que siempre seras uno de ellos.
Respeto a Boca como rival. No lo disfruto, ni mucho menos lo ensalzó. Son la némesis. Para mí, Boca es lo que está mal, lo impuro, lo indigno, todo lo contrario a lo que yo quiero en esta vida futbolística. Pero vos…Con vos tuve y tengo un dilema. ¡Estas cortado por la tijera riverplatense, Román! Los lujos, la exquisitez, ser un diez excelso…Eso es de nuestra escuela. Allá reinaban la garra, los huevos, el ganar como sea, ganar clásicos colgados del travesaño. ¿Cómo podía ser que Boca tuviera al mejor jugador de los últimos 10-15 años del fútbol argentino en la Ribera? Era imposible. Ese era River.
Vos cambiaste el paradigma. Más allá de los Rojitas, Márcico, Mastrángelo y el propio Maradona, vos les cambiaste el paladar a ellos. Vos les demostraste que al fútbol también se juega lindo. Les abriste los ojos. Les mostraste el fútbol que a mi me inculcaron desde pendejo, ese que viene con la herencia Gallina de mi viejo. ¡Cómo no te van a amar! Les mostraste un mundo perfecto. Si yo fuera ellos también te amaría.
Pero no soy ellos. No te amo. Ni te quiero. Pero te respeto. Como vos a River. Si hay alguien que tuvo y tendrá motivos y espalda para bardear a River ese serás vos. Ni el bocón de Bérmudez, ni Maradona con toda su leyenda, ni siquiera Palermo. El tipo que más hizo padecer a River fuiste vos. Vos y el guante en la derecha. Vos y esa velocidad distinta para jugar a la pelota. Vos y ese amor por la clase, el juego y el estilo. ¿Y sabes qué? Jamás te vi injuriar a River. Al menos no en los medios, no ante la opinión pública. Siempre te ví, incluso, tirar buena onda. “River tiene que ascender”, “Extraño el Superclásico” y más frases del estilo. ¿Cómo no voy a respetarte? Eso sí que no. Eso te lo ganaste. Y fijate si serás grande que ni ellos, en todo el odio que nos tienen porque así fuímos concebidos, fueron capaces de jamás decirte nada por tirar buenas ondas para River. Es que fuiste tan grande en la historia de Boca. El más grande, sin dudas.
Yo amo a Ortega. Amo a Francescoli. Mis viejos y los libros me enseñaron a amar a Angel Labruna, me explicaron que es La Máquina y me dicen porque, por ejemplo, Matías Almeyda no es ídolo. A vos no te puedo ni siquiera tomar cariño. No me lo permito. Sos de ellos. Sos bostero. Sos de la contra. Pero sos un tremendo jugador de fútbol. De los mejores que ha existido y, pese a no disfrutarte por lo anteriormente expuesto, sí tuve la suerte de verte en la cancha, como a Orteguita, por ejemplo.
Chau Román. Gracias a Dios ya no jugas más en Boca. Ya no me vas a hacer padecer más. Quizás ahora sí, en algún rincón de YouTube, en las palabras con mis amigos bosteros o incluso si te veo jugando en algún lado pueda disfrutarte. Antes no pude. Sabrás entender el porque. Nos vemos, nos seguiremos viendo cada vez que se crucen en una cancha una camiseta blanca con una banda roja y una azul con una franja horizontal amarilla. Después de todo, vos naciste y morirás bostero y yo nací y moriré Gallina. De todas maneras, hoy me tomó una licencia de rivalidades y te digo: gracias por el fútbol.
Ahora, sí, seguimos siendo rivales. Porque así nos manda la historia y este maravilloso deporte llamado fútbol.
Alivio. Esa fue la primera sensación que me embargó cuando me enteré de la noticia de tu alejamiento de Boca. Soy muy hincha de River, como vos de Boca. Tu etapa de gloria y triunfo coincidio con la de River de ostracismo y oscuridad. ¿Cómo no querés que me alivie?. Después podemos hablar de vos como futbolista. ¿Sabes cuantas veces te dije pecho frío? ¿Tristelme? ¿Freezelme y demás apodos que parió la rivalidad futbolística? Pufff, miles. ¿Me podés culpar? Yo creo que no.
Ayer dijiste a la prensa y al Mundo Boca “Naci bostero y voy a morir bostero“. Bueno yo nací Gallina y voy a morir Gallina. Lo llevo en el ADN. Creí que, en ese mismo combo, venía el no saber disfrutarte. En realidad, fue una consecuencia de mi amor por la banda roja. Siempre, siempre, contra nosotros, la rompiste, nos hacias goles, dabas asistencias o clavabas tiros libres. Vos y tus “amigos” Palermo y Guillermo. Ustedes tres son para mí la “muestra gratis” de este Boca ganador de todo.
Pero con vos, Román, pasa algo distinto. Te puteé hasta el cansancio cuando dejaste la Selección por tu mamá. Me diste la excusa para poder decir “Vieron, ¿Tan grande es? ¡Cómo vas a renunciar a la Selección!”. Lo hiciste por una segunda vez, cuando el único jugador más grande que vos (Diego) te criticó por tevé y te volviste a ir. Volví a criticarte. “¿Cómo vas a renunciar dos veces?” También me mofé de aquel año en que te lesionaste cada dos por tres, incluyendo tu pedido de cambio en el Monumental a los 5′ de juego y grité, a viva voz, desde la San Martín Baja “Se cagó, Riquelme se cagó”.
Lo bueno es que la pelota da vueltas y que uno puede aceptar un error. Que dejes a Boca no me alegra, si me alivia. Y si me causa esa sensación es porque indudablemente fuiste grande. Porque así como para los hinchas de Boca tu nombre es sinónimo de grandeza y triunfos, para mí, tu nombre, es sinónimo de martirio futbolístico. Te vi meterme varios goles, o propiciando otros tantos. También te vi salir derrotado de mi cancha.
Me autoimpuse el no disfrutarte. ¿Cómo iba a disfrutar yo de un ídolo de Boca? ¿En qué cabeza cabía? No podía tampoco ignorarte. Sos demasiado grande para que a cualquiera que le guste el fútbol le pases desapercibido. Entonces, me debí conformar con la tercera opción: Te padecí. Viví todos tus años en Boca con la sensación, inenarrable que la victoria Xeneize era posible en cualquier lugar, circunstancia o momento si el Diez era Juan Román Riquelme. Muchas veces fue así. Ayer, por suerte, no.
Soy periodista, además de hincha de River. No comulgó con tus endiosadores, para mí ningún jugador de fútbol merece ser subido a semejante púlpito -aunque me tenté de hacerlo con Ortega, el Enzo y, los últimos seis meses, con Trezeguet- pero los entiendo. Inmediatamente me pregunto. ¿Y si hubieses jugado en River? Probablemente te amaría y te idolatraría aún más que tus endiosadores. Pero no puedo. No debo. Y, para qué negarlo, no quiero.
¿Me perdí un jugador de enormes características? No, para nada. Te vi igual. Te sufrí igual y, porque no decirlo, cuando jugaste en Villareal o en la Selección e incluso te disfruté cuando eras vos el que le pasaba la pelota a Javier Saviola para que hiciera los goles en el Barcelona. ¿Sabes cuantas veces saqué a relucir el penal que erraste con Villareal como carta de que no eras perfecto? Miles. Convengamos que no había muchas manchas en tu carrera. La realidad es que lo grosso fue haber llevado a un equipo inexistente como el Submarino hasta ahí. Ahora te lo puedo decir, ya no jugas más para ellos, pese a que siempre seras uno de ellos.
Respeto a Boca como rival. No lo disfruto, ni mucho menos lo ensalzó. Son la némesis. Para mí, Boca es lo que está mal, lo impuro, lo indigno, todo lo contrario a lo que yo quiero en esta vida futbolística. Pero vos…Con vos tuve y tengo un dilema. ¡Estas cortado por la tijera riverplatense, Román! Los lujos, la exquisitez, ser un diez excelso…Eso es de nuestra escuela. Allá reinaban la garra, los huevos, el ganar como sea, ganar clásicos colgados del travesaño. ¿Cómo podía ser que Boca tuviera al mejor jugador de los últimos 10-15 años del fútbol argentino en la Ribera? Era imposible. Ese era River.
Vos cambiaste el paradigma. Más allá de los Rojitas, Márcico, Mastrángelo y el propio Maradona, vos les cambiaste el paladar a ellos. Vos les demostraste que al fútbol también se juega lindo. Les abriste los ojos. Les mostraste el fútbol que a mi me inculcaron desde pendejo, ese que viene con la herencia Gallina de mi viejo. ¡Cómo no te van a amar! Les mostraste un mundo perfecto. Si yo fuera ellos también te amaría.
Pero no soy ellos. No te amo. Ni te quiero. Pero te respeto. Como vos a River. Si hay alguien que tuvo y tendrá motivos y espalda para bardear a River ese serás vos. Ni el bocón de Bérmudez, ni Maradona con toda su leyenda, ni siquiera Palermo. El tipo que más hizo padecer a River fuiste vos. Vos y el guante en la derecha. Vos y esa velocidad distinta para jugar a la pelota. Vos y ese amor por la clase, el juego y el estilo. ¿Y sabes qué? Jamás te vi injuriar a River. Al menos no en los medios, no ante la opinión pública. Siempre te ví, incluso, tirar buena onda. “River tiene que ascender”, “Extraño el Superclásico” y más frases del estilo. ¿Cómo no voy a respetarte? Eso sí que no. Eso te lo ganaste. Y fijate si serás grande que ni ellos, en todo el odio que nos tienen porque así fuímos concebidos, fueron capaces de jamás decirte nada por tirar buenas ondas para River. Es que fuiste tan grande en la historia de Boca. El más grande, sin dudas.
Yo amo a Ortega. Amo a Francescoli. Mis viejos y los libros me enseñaron a amar a Angel Labruna, me explicaron que es La Máquina y me dicen porque, por ejemplo, Matías Almeyda no es ídolo. A vos no te puedo ni siquiera tomar cariño. No me lo permito. Sos de ellos. Sos bostero. Sos de la contra. Pero sos un tremendo jugador de fútbol. De los mejores que ha existido y, pese a no disfrutarte por lo anteriormente expuesto, sí tuve la suerte de verte en la cancha, como a Orteguita, por ejemplo.
Chau Román. Gracias a Dios ya no jugas más en Boca. Ya no me vas a hacer padecer más. Quizás ahora sí, en algún rincón de YouTube, en las palabras con mis amigos bosteros o incluso si te veo jugando en algún lado pueda disfrutarte. Antes no pude. Sabrás entender el porque. Nos vemos, nos seguiremos viendo cada vez que se crucen en una cancha una camiseta blanca con una banda roja y una azul con una franja horizontal amarilla. Después de todo, vos naciste y morirás bostero y yo nací y moriré Gallina. De todas maneras, hoy me tomó una licencia de rivalidades y te digo: gracias por el fútbol.
Ahora, sí, seguimos siendo rivales. Porque así nos manda la historia y este maravilloso deporte llamado fútbol.
Fuente: Rock and Ball
domingo, 1 de julio de 2012
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