Supongo que la propuesta de este tema a un tipo
como yo, viene dada por saber la seria dificultad que algunos tenemos para
marcar los límites entre el fútbol y la vida.
Cuando empezaba en esto escuche a uno de mis
primeros maestros, César Luis Menotti parafrasear al clásico
griego:”Quien sólo sabe de fútbol, no sabe de fútbol”.
Pronto pude comprobar su certeza cuando oí a mis
amigos actores hablar de la importancia de la libertad para interpretar. A los
poetas de su preocupación por que las musas les encontrasen trabajando. A los
taurinos, yo que nunca asistí a una corrida de toros, discutir sobre sus
preferencias por los toreros de arte o de valor. A los cocineros el distinto
sabor que coge un guiso si se deja el tiempo necesario sin acelerarlo con artilugios
extraños. A los músicos valorar la trascendencia en sus creaciones de los
silencios y a los arquitectos de los vacíos…
Y todo ello lo interpretaba en claves de fútbol y
pensaba en lo necesario de encontrar un orden que libere del miedo al jugador. Que
la disciplina colectiva facilite la creatividad del talento. Lo común que es la
dicotomía que existe en nuestro juego, entre su componente física y deportiva
de la puramente emocional (fútbol físico o técnico). La exigencia en el ataque
de no acelerar la llegada en detrimento de su calidad. De lo trascendente,
entre tanto movimiento, de la pausa…
El deporte es la guerra que los seres
humanos crearon para luchar en tiempos de paz. Ello explica que haya
tanta terminología procedente del mundo militar (táctica, estrategia, ataque
contraataque, combatir, neutralizar, disparo….). Los deportes entre si son como
las distintas expresiones del arte (la pintura, la música, el cine…) son
distintas herramientas para expresar unas mismas emociones.
Así lo expresé en mi segundo libro “De la Estrategia a la táctica”(Editorial Paraninfo) en el
que hay continuas referencias a las similitudes de conceptos y términos de otros
deportes con el fútbol.
Es lógico, por tanto, concluir, que ver cómo
entrenan, organizan o resuelven problemas similares con herramientas distintas
nos enseñen a cada uno de los practicantes de cada disciplina deportiva mucho
sobre la esencia de nuestro juego. Todo es cuestión de entender,
interpretar, relacionar correctamente con apertura de miras sin caer en los
excesos superficiales de las modas.
Cuando al fútbol nos invadió, por nuestra pobreza
metodológica, a principios de los 80, las teorías del entrenamiento desde el
atletismo nos mejoró el rigor del trabajo pero nos falló la correlación idónea
entre ambos mundos. “En el atletismo cuando llegas acabas, en el fútbol
cuando llegas empiezas” que diría otro maestro, Ángel Cappa.
Y por tanto que su Fartlek (juego de carreras) que busca jugar con las
distancias a correr en sus pruebas, no tiene nada que ver con las situaciones
que se viven en las nuestras.
Un ejemplo más de híbridos entre disciplinas
deportivas lo protagonizó otro amigo, Horst Wein, procedente
del mundo del hokey sobre hierba, a principios de los 90, revolucionó la
enseñanza del fútbol. Su método para la iniciación de los niños en la práctica
de su deporte lo vio transplantable al nuestro. Y de sus dos libros (“Fútbol a
la medida del niño” y “Fútbol a la medida del adolescente”), muchos
aprendieron la importancia de enseñar a jugar jugando y con ello, la
riqueza de adquirir conocimientos desde el descubrimiento guiado, desde la
experiencia propia, de plantear retos a los niños que deben resolver pensando y
decidiendo por sí mismos. El problema es que su conocimiento del fútbol
le quedó corto para seguir desarrollando metodología para edades más avanzadas.
Horst Wein |
Por ello la cuestión sustancial no es buscar en
otros ámbitos las fórmulas mágicas para entrenar con éxito al fútbol sino
agregarle puntos de vista diferente que nos ayuden a comprenderlo al ampliar
nuestra visión.
Y para los buscadores de ejercicios o tareas en
deportes ajenos. Deciros que con las tareas en el fútbol ocurre como con los
ingredientes de un plato. Puedes tener los mejores que como no sepas cocinarlos
de nada te sirven.
Por ello entender el juego es la
principal tarea y analizar la similar lógica de otros deportes te ayuda.
Saber como otros compañeros técnicos elaboran sus estrategias de resolución de
conflictos dentro y fuera del campo, abre la mente para solucionar los propios.
Y os diré más. Sentarse en un banco de
cualquier parque a ver como juegan los niños/as libremente sin que nadie los
organice, es el mejor libro de enseñanza deportiva que existe. Lo esencial está
en lo natural. Lo demás son artificios comerciales, en muchos casos de
dudosa utilidad. Todo está en hacer funcionar nuestro cerebro como un
paracaídas, que sólo funciona si se abre. De lograrlo comprobaremos que el
aprender no tiene fronteras, límites, idiomas, tipo de balones, ni diferentes
terrenos de juego y que la mayor enciclopedia está en cada uno de nosotros.
Colaboración para masliga.com , publicado el 25 de agosto de 2012.