sábado, 29 de septiembre de 2012

Aprender de otros deportes



Supongo que la propuesta de este tema a un tipo como yo, viene dada por saber la seria dificultad que algunos tenemos para marcar los límites entre el fútbol y la vida.
_imag0117(1)_3b4e7f04Cuando empezaba en esto escuche a uno de mis primeros maestros, César Luis Menotti parafrasear al clásico griego:”Quien sólo sabe de fútbol, no sabe de fútbol”.
Pronto pude comprobar su certeza cuando oí a mis amigos actores hablar de la importancia de la libertad para interpretar. A los poetas de su preocupación por que las musas les encontrasen trabajando. A los taurinos, yo que nunca asistí a una corrida de toros, discutir sobre sus preferencias por los toreros de arte o de valor. A los cocineros el distinto sabor que coge un guiso si se deja el tiempo necesario sin acelerarlo con artilugios extraños. A los músicos valorar la trascendencia  en sus creaciones de los silencios y a los arquitectos de los vacíos…

Y todo ello lo interpretaba en claves de fútbol y pensaba en lo necesario de encontrar un orden que libere del miedo al jugador. Que la disciplina colectiva facilite la creatividad del talento. Lo común que es la dicotomía que existe en nuestro juego, entre su componente física y deportiva de la puramente emocional (fútbol físico o técnico). La exigencia en el ataque de no acelerar la llegada en detrimento de su calidad. De lo trascendente, entre tanto movimiento, de la pausa…

El deporte es la guerra que los seres humanos crearon para luchar en tiempos de paz. Ello explica que haya tanta terminología procedente del mundo militar (táctica, estrategia, ataque contraataque, combatir, neutralizar, disparo….). Los deportes entre si son como las distintas expresiones del arte (la pintura, la música, el cine…) son distintas herramientas para expresar unas mismas emociones.

Así lo expresé en mi segundo libro “De la Estrategia a la táctica”(Editorial Paraninfo) en el que hay continuas referencias a las similitudes de conceptos y términos de otros deportes con el fútbol.

Es lógico, por tanto, concluir, que ver cómo entrenan, organizan o resuelven problemas similares con herramientas distintas nos enseñen a cada uno de los practicantes de cada disciplina deportiva mucho sobre la esencia de nuestro juego. Todo es cuestión de entender, interpretar, relacionar correctamente con apertura de miras sin caer en los excesos superficiales de las modas.

Cuando al fútbol nos invadió, por nuestra pobreza metodológica, a principios de los 80, las teorías del entrenamiento desde el atletismo nos mejoró el rigor del trabajo pero nos falló la correlación idónea entre ambos mundos. “En el atletismo cuando llegas acabas, en el fútbol cuando llegas empiezas” que diría otro maestro, Ángel Cappa. Y por tanto que su Fartlek (juego de carreras) que busca jugar con las distancias a correr en sus pruebas, no tiene nada que ver con las situaciones que se viven en las nuestras.
Un ejemplo más de híbridos entre disciplinas deportivas lo protagonizó otro amigo, Horst Wein, procedente del mundo del hokey sobre hierba, a principios de los 90, revolucionó la enseñanza del fútbol. Su método para la iniciación de los niños en la práctica de su deporte lo vio transplantable al nuestro. Y de sus dos libros (“Fútbol a la medida del niño” y “Fútbol a la medida del adolescente”), muchos aprendieron la importancia de enseñar a jugar jugando y con ello, la riqueza de adquirir conocimientos desde el descubrimiento guiado, desde la experiencia propia, de plantear retos a los niños que deben resolver pensando y decidiendo por sí mismos. El problema es que su conocimiento del fútbol le quedó corto para seguir desarrollando metodología para edades más avanzadas.
Horst Wein
                                    

Por ello la cuestión sustancial no es buscar en otros ámbitos las fórmulas mágicas para entrenar con éxito al fútbol sino agregarle puntos de vista diferente que nos ayuden a comprenderlo al ampliar nuestra visión.
Y para los buscadores de ejercicios o tareas en deportes ajenos. Deciros que con las tareas en el fútbol ocurre como con los ingredientes de un plato. Puedes tener los mejores que como no sepas cocinarlos de nada te sirven.
Por ello entender el juego es la principal tarea y analizar la similar lógica de otros deportes te ayuda. Saber como otros compañeros técnicos elaboran sus estrategias de resolución de conflictos dentro y fuera del campo, abre la mente para solucionar los propios.
Y os diré más. Sentarse en un banco de cualquier parque a ver como juegan los niños/as libremente sin que nadie los organice, es el mejor libro de enseñanza deportiva que existe. Lo esencial está en lo natural. Lo demás son artificios comerciales, en muchos casos de dudosa utilidad. Todo está en hacer funcionar nuestro cerebro como un paracaídas, que sólo funciona si se abre. De lograrlo comprobaremos que el aprender no tiene fronteras, límites, idiomas, tipo de balones, ni diferentes terrenos de juego y que la mayor enciclopedia está en cada uno de nosotros.


Colaboración para masliga.com , publicado el 25 de agosto de 2012.


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