martes, 20 de noviembre de 2012

Siempre Así - A mi manera. Desde Málaga

Aquellos eran unos tipos enfadados consigo mismos. Prisioneros de una meta que les ahogaba, el ascenso. Una meta que, otros jugadores antes que ellos, llevaban persiguiendo desde hacía años sin conseguir, tan siquiera, alcanzar ni la posibilidad de entrar en la Liguilla que daba la posibilidad de pelearla.
La ansiedad aumentaba al saber que jugaban por la séptima capital de España y por la afición más fiel que jamás ninguno había tenido detrás.
Quisieron corresponderles corriendo, saltando y peleando más que nadie. Pero tanto esfuerzo sólo les alcanzaba para ocupar una séptima posición a finales de octubre de aquel bendito año 1997 en el que conocí a Málaga "La Bella".
De pronto aquellos mismos jugadores se volvieron locos y se empeñaron sólo en jugar, en hacerlo como sabían. En asumir su rol de jugadores y disfrutar de esa vida al borde del abismo en el que sólo saben vivir los que alguna vez se han jugado algo importante.
Y aún se atrevieron a dar un paso más en su locura y llegaron incluso a disfrutar en medio de aquel delirio colectivo. Y luego, el fútbol, siempre generoso con quien entiende su esencia lúdica, callejera, infantil y festiva, les premio con 21 partidos sin conocer la derrota, siendo récord nacional y lo más importante, sintonizaron con una afición que les respondió con un nuevo récord, el de asistencia a un partido en todas las categorías nacionales en aquel fín de semana de junio, 35.000 espectadores.
Y después una dura liguilla, en la que los "Predicadores del desastre" volvieron a dudar sobre cuál era el camino correcto para andar el último tramo del camino. Pero para entonces ya era tarde, dar un paso atrás era imposible.
Aquellos locos por el fútbol no veían más que una senda, la que les hizo aunar al malaguismo entorno a ellos, después de haberles sacado los pañuelos a su miedo el partido anterior a mi llegada y que en el último partido decidió acompañarles en La Rosaleda cuando muchos les daban por perdidos tras el traspiés en Tarrasa.
Después la FIESTA. La clave de aquel año, Convertir la meta, la fiesta, en camino. Por que sólo así se consigue algo grande y más en Málaga, con grandes esfuerzos pero siempre desde la alegría.
Por aquel entonces uno de mis temas favoritos, "A mi manera" del gran Frank Sinatra, sonaba en andaluz en las voces de Siempre Así, y me acompañó en muchos días en el trayecto a La Rosaleda, especialmente, en los que las dudas externas nos obstruían el camino. Por ello, ocupa ahora un lugar preferente en "La Discoteca de mi carrera" y me sirve como disculpa para poner nuevas imágenes de una época muy feliz para muchos y que sin embargo no existen para You Tube.
Que disfrutéis tanto rememorándo aquellos días como cuando los vivisteis y si no pudistéis hacerlo, que os diviertan la mitad de lo que yo lo hice estando en medio de aquel volcán de emociones. Espero que el recuerdo del duro pasado os haga disfrutar como sólo un malaguista sabe hacerlo, del refulgente presente.


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