domingo, 5 de febrero de 2012

UN PASO ATRAS, PARA IMPULSARSE

Los medios de comunicación convertidos en las últimas décadas en instrumentos de dominio nos han distorsionado tanto la realidad que son capaces de mearnos y convencernos que está lloviendo. Su poder con las redes sociales se ha universalizado.

Cualquier persona, vía facebook, twitter o los diversos medios de transmisión de mensajes que el ser humano se vaya inventando, puede convertir una mentira en verdad y propagarse hasta el último confín de la tierra en décimas de segundo.

A esta velocidad de la luz generamos opiniones sobre todo, sin la mínima base necesaria sobre el tema como para que tenga, ya no sólo una validez, si no un interés razonable como para ser escuchadas.

No importa el caso es opinar. Con tan poco tiempo para la reflexión y tanta nueva incorporación de opinadores oficiales escuchamos a cada instante sentencias que juzgan a profesionales para alzarlos a los altares o a los más miserables de los infiernos, sin ningún argumento fundamentado más que en sus vísceras.

En el fútbol pululan por todos los medios de comunicación infinidad de personajes que sin una carrera ni teórica ni práctica y con un currículum que podrían escribir en un palillo, se erigen en catedráticos del saber futbolistico a base de repetir, cual papagayo, la alineación del líder de la liga de Guinea Ecuatorial y de conocer el nombre del máximo goleador de la selección de Azerbaiyan. Da igual que desconozcan el juego, sus fundamentos, orígenes...Llenan lineas de blogs, completan tratados de 140 caracteres, echan entrenadores, descubren jóvenes valores y reinventan el fútbol como si antes de aparecer ellos nada hubiese existido.

Por todo ello, por la sanidad del fútbol, de los que seguimos acercándonos a él desde el más respetuoso de los sentimientos, el amor y también, por qué no, de los entes pensantes que hoy lo dirigen me parece muy vigorizante, de vez en cuando, meter la marcha atrás, aunque sea sólo para coger el impulso necesario que nos permita saltar ante tanto vacío. Sí,  en efecto, lo que ahora pasa, ya pasó.
Disfrutarlo

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