Después de un enfrentamiento entre divinos y humanos, en el que toda España y gran parte del mundo eran del Sporting y muchos millones eran Preciados. Tras una gesta de repercusión mundial, poco queda que decir pero mucho que analizar para rentabilizar el logro real, los tres puntos. A pesar de que el Madrid del martes, a todos, les parecería distinto al que se enfrentó al Sporting, a pesar de que estos jugasen a favor de viento y con un guión de los soñados por cualquier técnico rival del Madrid; que les falten piezas claves, que sea en vísperas de un partido trascendente e histórico en competición europea, no encajar gol en los primeros minutos y si ocurre que sea anulado, que no se vea un penalty en su área, trabarles la construcción…La verdad es que, los rojiblancos, fueron de los mejores equipos que han sabido competir contra el Barça y el R.Madrid en la temporada en la que estos, con las cifras en las manos, muestran mayor diferencia al resto de rivales en los últimos años. Y creo que fue por acertar con ambos, en la administración del antídoto más eficaz contra sus virtudes. Al Barça, por ir, desde el inicio a quitarles su bien más preciado, la posesión de la pelota y al Madrid, por dársela y esperarles por dentro para sorprenderles. Traje preferido de los de Mourinho, pero que les queda como un guante a los de Manolo. Y todo ello a partir de lograr que su equipo juegue desde minuto primero al último como él vive los partidos desde la banda, “a camisa remangada”. Dicho de forma más técnica, jugar con la única arma capaz de alcanzar semejantes gestas, el compromiso colectivo, sobre todo al ponerse el sucio traje de la defensa. Y no me refiero a que la zaga del Sporting se aplique a fondo en sus marcas a las divinidades rivales, sino que los once entiendan que la defensa es situación y no posición, es decir, que sin posesión de balón todos son defensores. Conseguir rentabilizar la máxima que ha hecho grande al fútbol, que un equipo es mucho más que la suma de sus partes. Ahora toca revalidar la gesta en la batalla, por la victoria de la guerra de la permanencia con rivales de su misma estirpe, cuestión que no es fácil, como ya se comprobó este año, y que como en el caso del Osasuna de Mendilíbar, también juegan todos sus partidos a camisa remangada.
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