En un momento de la temporada en que los resultados, la plasmación externa de nuestro trabajo, condicina su percepción e incluso de nosotros mismos; nuestras convicciones, decisiones...Nada mejor que recordar el poema que Nelson Mandela recitaba cada noche en su largo y duro cautiverio por defender los derechos de sus compatriotas, para no renunciar a su único y más preciado bien, su libertad. En aquellas inhumanas condiciones su lectura le hacía sentirse libre y capaz de entender que a pesar de las apariencias no estaba vencido.
INVICTUS
En la noche que me envuelve
Negra como un pozo insondable
Doy gracias al Dios que fuere
Por mi alma inconquistable
En las garras de las circunstancias
No he gemido ni llorado
Ante las puñaladas del azar
Si bien he sangrado jamás me he postrado
Más allá de este lugar de ira y llantos
Acecha la oscuridad con su horror
No obstante la amenaza de los años
Me halla y me hallará sin temor
Ya no importa cuan recto haya sido el camino
Ni cuantos castigos lleve a la espalda
Soy el amo de mi destino
Soy el capitán de mi alma
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