viernes, 2 de septiembre de 2011

El Pase por Moda

Un día, tu hijo, desde la ingenuidad que a los once años todavía está intacta, te estampa en la cara una pregunta de esas que, a los mayores siempre creemos que sólo se le pueden ocurrir al socorrido Perogrullo: "Papá y cuando eres un chupón". La pregunta para un padre, entrenador profesional, que no quiere ejercer de papa-entrenador, tenía trampa. Al margen de la respuesta dada, supongo que nada brillante, me parece interesante el poso que me dejó la duda infantil sobre los apriorismos en el fútbol y las deformaciones que crea enseñar desde ellos a los niños.

En el fútbol, con pocas cosas se ve este mal tan claro, como con el pase.

De pequeños nos hablan del pase como pilar sobre el que se sostiene el espíritu colectivo del juego. Quien no la pasa enseguida se le pone el estigma de individualista, egoista, insociable y se le marca a fuego con el sello de "chupón".

Era tal su importancia, que la seña de identidad de estar dentro del juego de los adultos, de formar parte de un club federado, era que en los entrenamientos te enseñaban a pasarla. Se acabaron las frivolidades infantiloides de hacer un caño al oponente que te venía a arrebatar la pelota, o la alegría de lanzarte, en solitaria galopada, a ganar metros con el balón pegado a tus pies y por su puesto la alta traición de tirar a puerta desde lejos teniendo a un compañero sólo esperando tu pase.

Y claro la vocación pedagógica de aquellos entrenadores aficionados les obligaba a explicarte con técnicismos que no entendíamos muy bien,  como se podían hacer los pases.Con el exterior, más bien  para chulitos. Con el empeine interior, para desplazamientos largos, aunque para éste, sólo estaban dotados los más desarrollados físicamente.Luego los más virtuosos, usaban otras superficies como el pecho o la cabeza, incluso el muslo. También te hablaban del tacón y la puntera pero a estas superficies siempre las apellidaban con una expresión que no comprendiamos muy bien su alcance: "sólo, como recurso". No obstante, la  superficie estrella, la que estaba al alcance de bajitos, grandullones, flacos y gorditos, la llave para cualquier puerta...era el interior del pie. Manejarlo era nuestro salvoconducto para tener alguna opción de ser titular el sábado. Yo creo, que esta es la causa por la que mi madre se desgañitó durante mi pubertad en hacerme andar con las piernas rectas. Tanto intento para dominar el pase con el interior, acabó haciendome andar como John Wayne.

Como aprendiz de entrenador titulado no recibes muchas más pistas sobre el correcto uso de tan esencial acción del juego. Más cómos y muy pocos cuándos, dóndes y sobre todo, ningún porqué. Ni , mucho menos, planteamientos básicos de psicología infantil que nos orienten sobre la edad  más propicia para aprender a regatear o para pasar.

Tiene que ser la herramienta  más útil para avanzar en esta profesión, el poder de observación, la que te va dando alguna clave e incrustando a está acción técnica sus contenidos futbolísticos por encima de tecnicismos y gustos estéticos. Siempre y cuando observes con el fino bisturí del análisis crítico, para no caer en modas o modismos que se reproducen pero sin entender la sustancia ni el valor de lo que emulas. Sólo la persecución del triunfo irreflexivo, propio del técnico loro, que busca en una época el pase largo sistemático cuando el que gana lo utiliza o el corto cuando el modelo ganador lo hace prevalecer en su juego. Pero también es una enfermedad del jugador. Así, vemos en la actualidad como los jugadores no paran de pasarse la pelota pero sin saber porqué.

La primera pista te la dan las prioridades que en cada zona del campo existen. En zona inicial de una jugada de ataque, el pase tiene un mayor valor cuando busca la distracción y permite encontrar al jugador con espacios útiles que faciliten alcanzar la meta de esa zona, ganar el campo contrario en posesión de la pelota y sin ponerla en riesgo en lugar comprometido para la portería propia . En la zona de gestación, más densa de rivales, se pretende encontrar el espacio mínimo que habilite a un compañero para definir o finalizar jugada de gol. Y en la zona de finalización. el pase más útil será aquel que permita una conclusión más clara y que, por tanto, tendrá que ceder protagonismo al tiro cuando éste sea posible.

La definición más diáfana de las cualidades del pase te la sugieren, los fundamentos del juego. Esas verdades universales del mismo que hacen coincidir a cualquier entrenador, defienda el estilo de juego que sea. 

El fútbol en ataque,  tiene una meta, hacer gol. Para ello hay que lograr tres objetivos; La posesión del balón, la progresión hacia la meta rival y la creación de ocasión de gol. Sucesivamente o no, aunque mantener esta secuencia te facilite mayores garantías de éxito.

Sabiendo para que se ataca y cuales son los pasos para conseguir la meta, sólo hay que manejar bien las herramientas (tu cuerpo y la pelota) y tomar la decisión adecuada para obtener una ganancia colectiva que acerque a tu equipo a cada uno de los objetivos en cada momento y lugar.

Comprendiendo la esencia del juego, descubres que los pases, además de por sus caracteristicas técnicas tambien pueden clasificarse por sun finalidades; pase de posesión, de progresión o de definición. Que el pase más útil es aquel que acerca a tu equipo al objetivo que quiera alcanzar en ese momento. Y también, descubre muchos pases inútiles, estériles o que delatan miedo o ignorancia de los que los realizan. Como el que un central hace en zona inicial cuando tiene espacio para progresar. El que hace el medio centro en zona de creación cuando circula el balón, sin juntar rivales antes, para dejar libre a algún compañero y también el que hace el delantero en medio del área hacia afuera teniendo opción de tiro. Con ello rescatamos la necesidad de una conducción, un regate o un remate oportuno, siempre que las circunstancias lo requieran. Y por supuesto da sentido a la emulación del equipo triunfador o aclara dudas infantiles como la de mi hijo.

No obstante, el pase no es la peor de las epidemias del fútbol, peor es la de la ignorancia y la del exitismo a cualquier precio. Por ello, como diría mi amigo Juanma Lillo a jugadores inconscientes que sólo se la pasan sin cuestionarse par qué lo hacen:"Pasa, pasa que algo pasará" 

No hay comentarios:

Publicar un comentario