sábado, 27 de agosto de 2011

Cómo vivir sin sueños

Comienza una nueva liga. Con ella una nueva vida. Fue un parto dificil. Ella quería llegar antes que nunca, pero el entorno no era propicio. Llegará en buena cuna, dicen que la mejor del mundo a pesar de sus huelgas de futbolistas, su récord europeo de leyes concursales, sus bochornos y poco ejemplificantes clásicos...Sus vecinos, les avisaron de estos lodos, vividos por ellos con anterioridad. Italianos e Ingleses pasaron ya por esa crisis que te deja la enfermedad de la importancia. La primera intenta salir del bache a duras penas, la segunda con otra cultura, muy diferente a la latina, tuvo más recursos para que su caida no fuese tan honda y parece apuntar hacia las alturas que en la anterior década vivió. La española, a pesar de todo, vuelve a ver la luz. Con ella, todos despertaremos esa ilusión infantil, por sentirnos jugadores. Ese privilegio al alcance de unos pocos y que les convierte en la única clase aristocrática de nuestros días, los jugadores profesionales.Los únicos que viven de trabajar hora y media al día, haciendo algo que a los demás sólo se nos permite hacer de niños, jugar.

Bueno sería, por tanto, volver la mirada a los mayores expertos en el juego, los niños y percibir en ellos, ese brillo en los ojos que les produce el fútbol como recreo, como engaño burlón de contrarios, que grandes cracks como el del video anterior,Ronaldinho, llegó a trasladar hasta su vida profesional mejor que nadie. Incluso fijarnos en esa pasión, por encima del resultado final, que nos llenaba de sentido nuestras vidas por el placer que nos producía juntarnos con amigos para esforzarnos en equipo, por conseguir nuestros sueños. Que no olvidemos durante esta nueva temporada, al niño que, a veces, tantos se nos esconde y que nos insufla desde nuestras entrañas, en días como el de hoy, este gusanillo ante el comienzo de un partido de fútbol. Que él nunca nos permita vivir sin sueños.
 Me voy para la radio. Hoy comento en Punto Radio el Sporting de Gijón-Real Sociedad.

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