sábado, 21 de mayo de 2011

"EXITOS SALUDABLES"COLUMNA: LINEAS DE PASE-Diario El Comercio-(19-5-2011)

Fin de semana exitoso, el pasado, para el deporte gijonés que ha visto a las chicas de Josemi Martínez y mi amigo Edu Madrera salvar el primer asalto en LLeida para el ascenso a la liga ABF de balonmano y en el mismo deporte a los chicos del Medicentro Jovellanos, liderados por Alberto Suárez, conseguir el ascenso a la Liga de Plata, todos ellos a la sombra, que todo lo tapa, del fútbol en el que los de Manolo Preciado conseguían un año más mantener la categoría de Primera División para el fútbol de Gijón. Tras estos logros solo cabe la alegría, la felicitación a los protagonistas y una mínima reflexión. No parece casual que en los tres casos el éxito llega tras, como mínimo, dos temporadas consecutivas de sus técnicos al frente de sus equipos y con ellos sus estilos, sus metodologías y sus ideas. Y es que sólo en el diccionario aparece la palabra “éxito” antes que “trabajo” y “tiempo”. En el fútbol, en el momento de cerrar página de una moribunda temporada, más de un entrenador milagro será encumbrado por conseguir su objetivo. El efecto producido con su llegada, a final de recorrido, será bautizado con su nombre, el periodismo intentará saber los ingredientes de su milagrosa receta y algún compañero de profesión intentará imitarle como si fuera la reencarnación del mago Merlín al conseguir en semanas, lo que otro no consiguió en meses. Todos ellos tendrán la complicidad de la falta de memoria del fútbol que no recuerda que hace un año el efecto revulsivo se llamaba, Lillo, Pichi Lucas o Javier Vidales, por poner algunos ejemplos, y trescientos sesenta y cinco días después son los culpables de todos los males del mundo. El fútbol que sigue teniendo una justicia propia, sentencia en Primera al descenso, a una jornada del final, a dos clubes que relevaron a sus técnicos, en el caso del Almería hasta por dos veces y un defenestrado en la temporada pasada, “El Pitu” Abelardo a triunfar en el Candás, club que supo rescatarlo del destierro incomprensible de su casa, Mareo. Sana es la felicidad de ver florecer la copa del árbol, un año más, pero no debiera estar exenta de una revisión de la salud del tronco y especialmente de las raíces; los valores del Club, la savia de la cantera que lo sustentó durante lustros…y para ello que la política de continuidad del primer banquillo fuese contagiosa, sino en los nombres de  las personas que los ocupan, si en la filosofía y estilo que defiendan. Por que lo grave no es que el filial de un Primera División descienda a tercera, de ahí salieron Luís Enrique, Manjarín, Juanele o Monchu, sino las formas de hacerlo o que los frutos de esa factoría no estén maduros hasta los veintitrés años como Nacho Cases y tras haber sido sentenciado a abandonar la disciplina rojiblanca, el verano precedente a la temporada que triunfó en el primer equipo. Bueno sería empezar, sentándose a hablar todos los responsables técnicos del Club que trabajan bajo un mismo techo, sin traductores simultáneos, para defender más que sus egos, el sentimiento de la afición más valorada y homenajeada del fútbol español y seguramente el activo más importante, a día de hoy, del Sporting de Gijón. 

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