Pido disculpas, de entrada, por no ser muy partidario del pensamiento único, del bipartidismo, de los cortesanos ni de los palmeros que no dominan el compás. Por intentar siempre ver quien está detrás de los atentados, el hambre, los ataques preventivos, los fracasos electorales, las democracias reales, los éxitos irrefutables y los “meacolonias”. Pero, alguna vez, mis reflexiones, siempre desde el respeto, la intención de construir y la comprensión de la dificultad de acertar en el fútbol, son compartidas, incluso por el poder. La semana pasada, al lado de mi modesta columna en la que solicitaba la necesidad de replantearse el futuro del Sporting, que de siempre se llamó Mareo, aparecía una información que relataba el inconformismo de las altas esferas del Club con la marcha de la Escuela de Leorio. Supongo que a ellos, como a mi, nos vienen recuerdos del pasado. De como desde la autocomplacencia del milagro a última hora de los mayores, la titulitis de los cachorros o de que incluso saliese algún fruto, más o menos patentado desde la Escuela del Club, tapaba cualquier deficiencia hasta caer en el abismo. Parece que alguien más que los proscritos, ven mejorable, la estructura deportiva actual del Club. No es mal marco el sosiego por el deber cumplido para replantearse el pilar que la sostuvo durante años, el fútbol de cantera y cuyo momento cumbre viví desde dentro, en la década de los noventa(jugando la U.E.F.A), en el que la importancia no estaba cifrada en ganar al resto de clubes, ni en la categoría que militase el filial, sino en nutrir cada año al primer equipo con jugadores que formábamos en recorridos de ida y vuelta con el resto de clubes de Gijón a los que considerábamos sucursales de Mareo no rivales a batir en tan desigual competición. Época en la que creamos iniciativas puramente formativas como la Escuela de Iniciación de Mareo, las Escuelas Rurales por toda Asturias (de las que salieron también jugadores para el primer equipo como Gerardo Noriega o Miguel, entre otros), la Primera Escuela de fútbol Femenino de un equipo de Primera División o el Campus de Verano uno de los pioneros en la península, proyectos que tuve el honor de proponer, impulsar y desarrollar en los primeros años. Ya sé que ahora todo está bien. En España hay elecciones y se vota cada cuatro años. Ya sé que el Sporting sigue en Primera y que incluso desde fuera se le ve un equipo simpático de cantera. Pero ¿cabe la posibilidad de discrepar?, ¿de pensar qué con esos medios existe un futuro mejor que el de la supervivencia agónica al filo del alambre?. Parece que el máximo responsable de la entidad, también percibe que algo ahí dentro no huele del todo bien, a pesar del aroma dulce de la permanencia. Me tranquiliza porque sé, que muchas veces, el Sportinguismo y el festejo del objetivo cumplido puede hacernos vivir en la felicidad de los amnésicos.
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